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miércoles, 25 de junio de 2014

PRODUCTIVIDAD Y TRABAJO INFANTIL

PRODUCTIVIDAD Y TRABAJO INFANTIL


Según una información divulgada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el país existe un 35 por ciento de niños trabajadores. Dicho organismo internacional desde hace más de diez años realiza actividades vinculadas a la erradicación de las peores formas del trabajo infantil en los marcos del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), sin embargo, esta misma institución en la Conferencia Mundial sobre el Trabajo Infantil celebrada en noviembre de este año en La Haya declara que este programa está perdiendo fuerza, y exhorta a revitalizar la campaña mundial para erradicar esta práctica.
Pero al parecer el esfuerzo que realiza esta organización en coordinación con los gobiernos nacionales no está perdiendo fuerza, sino que no presentó frutos claros, pues después de más de una década de trabajo intenso la reducción que ellos afirman que se registró es de sólo el 3 por ciento. Quizá el logro más importante es que se ha obtenido el consenso de que el trabajo infantil es un problema fundamental de los derechos humanos, junto con la libertad sindical, el derecho a la negociación colectiva, la abolición de la esclavitud, y la no discriminación en el empleo y el trabajo.
Si bien la OIT no parte del supuesto que son los padres “desalmados” quienes envían a sus hijos al mercado de trabajo, sino que se afirma que este fenómeno es el resultado de las condiciones económicas en las que viven los países y que no permiten que sean los padres los responsables de la reproducción de la fuerza de trabajo de toda la familia. En muchos programas del IPEC, lo que se busca es sensibilizar a los padres, empresarios y a los gobiernos para que este fenómeno no crezca. Se apela a programas de sensibilización. La sociedad, los empresarios y los gobiernos no quieren que los niños trabajen. Están sensibilizados. Pero ahora, ¿qué hacer?
En el país el sector de la caña de azúcar era la principal empleadora de niños. En los últimos años se pudo reducir la presencia de menores en las faenas de la zafra no como resultado de una actitud deliberada de los empresarios del sector o como resultado de las políticas enmarcadas en el Plan Decenal de Trabajo Infantil, sino porque los cañeros realizaron una fuerte inversión para mejorar la productividad del sector y ahora utilizan cosechadoras mecánicas, lo cual alejó no sólo a los niños, sino también a los padres.
Si uno pasa revista a las empresas medianas, grandes e incluso algunas pequeñas, es muy difícil encontrar niños trabajando.
Pero si volcamos los ojos hacia los sectores no estructurados, el informal, las cooperativas mineras, etc., veremos muchos trabajadores entre 14 a 17 años e incluso a niños de 10, 11, 12 o 13 años. El sector informal es el resultado del patrón de desarrollo que siguieron los países subdesarrollados como el nuestro y que a principios de la década de los años 70 fue detectada por la OIT. Estos sectores crecen porque el sector moderno o formal no puede absorber la oferta de mano de obra. El sector informal fue creciendo sobre la base de una bajísima productividad, por lo tanto es un sector que no proporciona a sus trabajadores el ingreso suficiente para mantener a toda su familia. Por lo tanto, los esfuerzos de los países sobre la base del apoyo de la OIT no darán frutos en el corto plazo porque no se apunta a mejorar la productividad del trabajo.
Por ello, para reducir el 35 por ciento de niños trabajadores se tiene que, primero, crear empresas de alta productividad y que absorban un gran número de trabajadores. Para ello se requieren mercados rentables tanto nacionales como de exportación. 

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